Diego y Andrés, socios del Grupo Urbana, comenzaron cobrando los gastos comunes en Isidora 3000. Ahora levantarán la iniciativa más ambiciosa del eje Apoquindo.
Por Sergio Sáez F.
“Hasta yo estaba tras ese terreno”.
Marcos Kaplún,
EMPRESARIO INMOBILIARIO
El pasado 2 de julio, el Grupo Urbana envió a tramitación ambiental un proyecto que aportará dos torres de oficinas y un nuevo hotel al sector oriente: se llamará Urbana Apoquindo, iniciativa que se construirá en la vía principal de Las Condes con la calle Luis Zegers (ver recuadro).
El proyecto fue ideado por los hermanos Diego y Andrés Durruty, dos conocidos ejecutivos del mundo inmobiliario que partieron en el negocio a mediados de los 90 con la administración de pequeñas propiedades, el cobro de gastos comunes e incluso uno de ellos lidió con la quiebra. Pero ahora la historia es dulce para la dupla que en 2017 sorprendiera a la industria del corretaje de propiedades luego de comprar junto a la Empresa Ameris Capital, el apetecido terreno del eje Apoquindo que pertenecía al Colegio Adventista.
Conocidos en el rubro
En el mundo inmobiliario, el proyecto es visto con atención. Hasta sus colegas valoran la compra del paño que involucró un pago cercano a los US$ 60 millones.
“Los Durruty lograron un negocio sumamente exitoso junto a sus socios. Hasta yo estaba tras ese terreno, pero ellos lo lograron adquirir”, comenta Marcos Kaplún, director de Kayco International Group, firma inmobiliaria conocida por asesorar a Donald Trump.
Tras comprar el terreno, los Durruty no bajaron la intensidad en el desarrollo del proyecto. Contactaron como socios a la empresa Proyecta ligada a Marcelo Cox Vial y Felipe Gilabert Prieto, desarrolladores de la polémica iniciativa que se levantará en los terrenos de la ex villa San Luis en Nueva Las Condes.
“Armaron un buen grupo societario en el proyecto. Los Durruty tienen una gran facilidad para asociarse y para levantar capital. En este tipo de proyectos es fundamental tener esa habilidad, lograr convencer a los inversionistas y tener credibilidad. Ellos la tienen”, sostiene Kaplún.
Con gran parte del capital asegurado, los Durruty dieron un golpe estético para el futuro proyecto en Apoquindo. Crearon un concurso internacional para el diseño del complejo y en agosto de 2018 adjudicaron el trabajo al estudio chileno Mobil Arquitectos y la firma estadounidense Callison RTKL, ambos expertos en el diseño de oficinas y placas comerciales.
Del Craighouse a Isidora 3.000
Diego es arquitecto de la Universidad Católica y Andrés es ingeniero comercial de la Universidad Diego Portales, ambos estudiaron en el colegio Craighouse. Desde ahí se hicieron una red de contactos, en especial Diego, ex jugador y presidente de COBS, el club de rugby de la institución.
Luego de titularse de arquitecto, Diego probó suerte en consultorías en EE.UU. con un éxito relativo y creó la empresa PIX de gestión inmobiliaria. Tras lograr notoriedad al cerrar negocios como el arriendo de la Torre Shell a Bellsouth, la firma fue vendida a la compañía francesa Auguste Thouard.
Tras la venta, el arquitecto fundó Urbana en 2003 y vinieron los momentos más difíciles de su carrera. Según sus amigos, quebró producto de las deudas. En una entrevista en Revista Capital del año 2006, Diego relató que vendió hasta su casa y para volver a estar vigente desarrolló una revista para distribuir entre arrendatarios y volver a las pistas.
Con los nexos vigentes, en agosto de 2006 Durruty gestionó la compra del 13,5% de Parque Arauco por parte de Equity International, perteneciente al multimillonario Sam Zell, en un negocio que bordeó los US$ 50 millones. Allí, el arquitecto negoció con Thomas McDonald, gerente de estrategias y cercano al multimillonario.
En 2010, la empresa Prudential Real State, uno de los mayores administradores de inversiones inmobiliarias compró parte del complejo Isidora 3000 (en el barrio El Golf, cuya ancla es el hotel W) y contrató a la empresa de Diego y Andrés. Llevan nueve años ahí y su trabajo consiste en administrar el cobro de los gastos comunes de todo el recinto, incluyendo oficinas, retail y los departamentos.
Según Urbana, el proyecto donde actualmente se ubica el Hotel W será el molde para su nuevo desarrollo en los terrenos del ex Colegio Adventista.
“Intentaremos plasmar toda la experiencia adquirida, integrándonos verticalmente en toda la cadena, desde el diseño y desarrollo hasta la administración de este megaproyecto”, sostiene Urbana. En su web, la empresa informa de un portafolio de proyectos en desarrollo, finalizados, adquiridos o administrados para terceros, de 154 propiedades, que incluyen edificios de oficinas, residenciales, de uso mixto y centros comerciales. Además, controlan activos inmobiliarios valorados en unos US$ 2.700 millones.
Fuente: La segunda
Fecha: 22 de Julio de 2019