“Las posiciones estaban bien separadas”, resume el mítico dirigente de la U
Victor García
La electrizante teleserie de la ANFP, un guión con múltiples quiebres, deserciones y vericuetos, alcanzó su climax. Sebastián Moreno dejará su cargo como presidente del organismo. La noticia estremeció los corazones de los dirigentes de los equipos que encabezaron la oposición a su mandato: Coquimbo Unido, Unión San Felipe, Palestino, Unión Española y Rangers, entre otros clubes.
La caída del dirigente se fraguó durante varias semanas. Sus contrincantes hincaron el diente en los variados flancos débiles de Moreno: su reguleque liderazgo, plasmado en la fracasada negociación con el Sifup para volver a jugar en el estallido social, y su pobre manejo de la roja, cuando los propios seleccionados le doblaron la mano y no quisieron disputar el amistoso con Perú en Lima.
Acaso el motivo más público del fin de ciclo de Moreno, es que se quedó más sólo que un dedo. Apenas reemmplazó a Arturo Salah el 7 de enero de 2019, sobre su escritorio recibió la primera renuncia: la del director Jacques Albagli. El 28 de febrero del año pasado, el vicepresidente Andrés Fazio tomó el mismo camino, y en marzo de 2020, Aldo Corradossi, el secretario general, también dejó la directiva.
Esta semana la crisis se intensificó y la estampida fue casi total. Además de las simisiones del director Martín Iribane y Raúl Jélvez, primer vicepresidente de la ANFP, se sumó la salida del tesorero Arturo Aguayo.
Sin margen ni poder para maniobrar, y con la pradera incendiándose, el único miembro que permaneció junto al presidente del fútbol chileno en el directorio fue Marcos Kaplún, quién llegó a Quilín en mayo del año pasado para llenar uno de los cupos vacantes de la mesa.
Pese a las presiones, Kaplún se convirtió en el último soporte de Moreno en la ANFP. De profesión contador auditor e ingeniero comercial de la Universidad de Chile, fue dirigente de la Corfuch y luego director de Azul Azul. Sin embargo, uno de los aspectos más llamativos tiene que ver con un trabajo que realizó durante ocho años: ex asesor inmobiliario en Sudamérica del mismísimo Donald Trump, hoy presidente de los Estados Unidos. Al blondo jefe de Estado lo conoció en 2007 en una reunión que sostuvieron en el piso 20 de la Trump Tower de Nueva York.
Ese mismo hombre ahora adoptó un rol clave en todo el entuerto dirigencial y terminó siendo unao de los facilitadores del acuerdo entre el bloque opositor y el oficialismo. Fueron dos reuniones en las que se empezó discutiendo la gobernabilidad del ente rector y que al final terminó con un acuerdo en que se establecieron dos aspectos claves: la renuncia de Sebastián Moreno y una nueva fecha de las elecciones, fijada ppara el 30 de julio.
“Estoy muy contanto de que se haya encontrado un camino para solucionar los problemas directivos que se estaban presentando en el fútbol. En mis 64 años de dirigente deportivo me ha tocado varias veces cumplir con este rol con bastante éxito. Estoy muy conforme con el trabajo realizado porque en un momento las posiciones estaban bien separadas”, afirma Kaplún.
En principio, Moreno deberá dejar su cargo en Quilín el 31 de julio -al otro día de las elecciones- en una transición que se vislumbra compleja y con varios cabos sueltos. El regreso a la actividad pelotera durante la pandemia, el reparto de platas de CDF condicionado por los meses sin jugar y el futuro de la testera donde suenan prohombres de la talla de Juan Tagle, de universidad Católica, o Jorge Uauy, de Palestino, son sólo algunas de las nuevas decisiones que se proyectan.
Marcos Kaplún quedó contento con el acuerdo que terminó pavimentando la reuncia de Moreno.
Eñ ex asesor de Donald Trump terminó siendo el único miembro que quedó en la tesera de Quilín y colaboró en el acuerdo entre oficialismo y oposición.
Fuente: Las últimas noticias
Fecha: 9 de mayo de 2020