Desde 2015, cuando tomó el control de la sociedad que administra el club Universidad de Chile, solo ha tenido pérdidas.
Por Cristian Rivas y Sergio Sáez
Al observar los cambios que ha tenido la propiedad de Azul Azul en los últimos diez años, lo primero que salta a la vista es el interés del empresario Carlos Heller Solari por elevar su participación año a año.
Cuando la sociedad que administra el club de fútbol Universidad de Chile se abrió a la bolsa en noviembre de 2008, el también integrante del pacto controlador del grupo Falabella tenía el 9% de las acciones. Tres años después, al cierre de 2011, ya poseía el 24%, que aumentó al 38% en 2013 y que en 2015 pasó al 51%, logrando finalmente tomar el control mayoritario de la sociedad.
La mayoría de esas acciones las compró a sus “rivales” en el club, los también empresarios José Yuraszeck (dueño de Viña Undurraga y socio de CIC) y Federico Valdés (socio y rector de la Universidad del Desarrollo), y en valores que hoy superan varias veces su precio actual.
En 2015 por ejemplo, cuando adquirió el último 10% que mantenía Yuraszeck, Heller llegó a pagar $1.100 por cada acción, lo que implica que al valor del dólar actual, pagó más de US$5 millones solo por ese pedazo.
Hoy el papel de Azul Azul se transa en bolsa en $ 594, y las versiones de prensa de los últimos días dicen que el empresario venderá el 63% que ostenta en la concesionaria en un valor inferior a los $400, lo que le redituaría apenas unos US$14 millones por todo el paquete.
La intermediaria en esta operación es el banco de inversión Redwood Capital, que en representación de un cliente suyo hizo una oferta en julio pasado a Inversiones Alpes, la sociedad con la que Heller participa en Azul Azul, y que ya habría sido aceptada por el empresario.
Tanto Pulso como DF sostienen que Redwood habría propuesto cerrar el contrato el próximo 25 de septiembre, pero por ahora el misterioso comprador se mantiene en reserva. Por eso las especulaciones dan para mucho: que se trata de inversionistas extranjeros, que más bien son ex accionistas (como los mismos Yuraszeck y Valdés, quienes ya lo han desmentido) u otros actuales accionistas como Daniel Schapira Eskenazi, dueño del 21%.
La oferta, eso sí, incluiría préstamos pendientes de pago por parte del club.
Si todo sale como está previsto, Heller dejará atrás cinco años de control para el olvido en términos de gestión financiera de Azul Azul. Entre 2015 y 2019, sólo ha mostrado pérdidas, que juntas suman casi $12.500 millones. Eso sí, los números rojos habían partido un año antes de que asumiera el control.
Amenazas tras la decisión
En distintas entrevistas concedidas por por Heller en los últimos años, repitió varias veces que su inversión era a título personal, y no a través del holding Bethia,, que administra las inversiones de la familia Heller Solari. Todo, recalcó, obedecía más a su corazón de hincha, incluso a su anhelo de cumplir con la promesa de construir el estadio propio.
Pero todo cambió en marzo del año pasado, cuando renunció a la presidencia de la sociedad producto de las amenazas que recibió de parte de barras bravas, luego de que el equipo bordeara el descenso de la Primera División del fútbol nacional.
Para el exdirector y accionista de Azul Azul Marco Kaplún, la salida de Heller está íntimamente ligada a esas amenazas.
“Él hizo mucho por la U, y cuando recibió amenazas y lo trató tan mal la hinchada, para él fue un minuto difícil. Primero, dejó la presidencia y ahora decidió la venta de sus acciones”, comenta el histórico dirigente azul, quien agrega que uno de los principales errores del presidente de Bethia, fue “ser muy hincha de la institución”.
Al mal desempeño económico también se sumó el del equipo.
El año pasado el club apostó fuerte por recuperar su sitial y llegó a contar con el plantel más caro de la liga local, con un costo de $600 millones mensuales, seguido por el plantel de Colo Colo que pagaba $520 millones cada mes. Sin embargo, el equipo quedó tempranamente fuera de la Copa Libertadores y la eliminación implicó que Heller despidiera al entrenador argentino Frank Darío Kudelka y llevara en su lugar al uruguayo Alfredo Arias.
Tras la salida de Heller de la presidencia, el rendimiento empeoró y el sucesor de Heller, José Luis Navarrete (cercano a Heller y ex director del holding Bethia) optó por remover a Arias y contratar como técnico a Hernán Caputto, con quien casi se va al descenso, pero que hoy tiene al equipo en cuarto lugar de la tabla.
Fuente: La segunda
Fecha: 9 de septiembre de 2020