Matías Parker y Cristián Barrera
De golpe y porrazo, Marcos Kaplún, único miembro de la mesa que sobrevive junto al timonel, acaba en protagonista inesperado de su salida, tras conciliar un acuerdo con el grupo de la rebelión y el de la gobernabilidad. “Han sido días díficiles”, relata.
“No me conecta internet. Se cae la señal. ¿Aló, me escuchan? ¿Por ahí sí?”, dice un nervioso Sebastián Moreno, desde su hogar. Es miércoles 6 de mayo, por la tarde, y el presidente de la ANFP, a esta altura renunciado de palabra, intenta conectarse a Zoom para sostener una reunión que definirá su futuro en la ANFP.
Entre los invitados a la reunión está Marcos Kaplún (78), hoy el único director sobreviviente de su período. El mismo que el 27 de mayo cumplirá apenas un año en su mesa. El caballero de 78 años, poco amigo de los conflictos, que contrajo matrimonio con Mirtha Priewer, con quien tuvo tres hijos: Mariana (53), Myriam (48) y Marcelo (44). El abuelo de cinco nietos. El que trabajó como asesor inmobiliario de Donald Trump en Sudamérica durante 2007 a 2015. “Asesoré a Trump en tema de inversiones. Le conseguí lugar para hacer las torres Trump, en Punta del Este, Uruguay. En Chile intentamos hacerlo, pero no conseguimos terreno”, dijo hace unos años a La Tercera. “Cuando empezó a hablar en contra de los mexicanos me alejé. Soy presidente de los clubes judíos de América Latina, la Confederación Latinoamericana Macabi. Me complicó mucho cuando se fue contra los latinos. A su hija Ivanka la recuerdo mucho, porque yo la convertí al judaísmo”, agregó en aquella oportunidad.
Hoy, el empresario, es el único miembro de la mesa que le queda a Moreno. Ya no están Jacques Albagli, Andrés Fazio, Aldo Corradossi, Martín Iribarne, Raúl Jélvez y Arturo Aguayo. Pese a los intentos de diferentes clubes por bajarlo de su puesto, Kaplún se ha mantenido firme. No tiene intenciones de renunciar.
A la conversación pactada se van sumando poco a poco los clubes invitados y que buscan definir la salida del abogado. Ricardo Pini (Unión La Calera), Felipe Muñoz (Rangers), Jorge Contador (Coquimbo) y Leonardo Zúñiga (Melipilla) completan las ventanas de la aplicación que permite agendar reuniones virtuales en tiempos de pandemia.
Luego de varios minutos, la conexión de internet del ex presidente de Cobresal comienza a mejorar. Los inconvenientes, sin embargo, aparecen de manera imprevista. La mascota del presidente de Coquimbo no para de ladrar. A ratos, se hace insoportable “Ya po’, Sebastián. ¿Qué pasa? Hasta el perro se está aburriendo”, dice uno de los asistentes que intenta distender un poco el ambiente.
En esa cita, una de las tantas a esta altura, se comenzó a trazar la salida de Moreno. Aquel día se tiraron líneas para que se ejecutara la renuncia del ex presidente de Cobresal que, un día después, sería ratificada: este jueves se citará a Consejo de Presidentes para aprobar oficialmente su renuncia. También se llamará a elecciones para el próximo 30 de julio.
Lo cierto es que según cuentan asistentes a la reunión del miércoles, el abogado pasó por diferentes estados de ánimo. A ratos se le vio ofuscado, no queriendo ceder en su posición. En otros momentos aceptó las críticas, y aseguró estar dispuesto a dar un paso al costado por el bien de la industria. Llegó a decir que podía seguir solo, sin ningún director a su lado. Un sube y baja constante.
En todo momento, Marcos Kaplún actuó como mediador. El empresario tomó un protagonismo inesperado. Fue el encargado de aterrizar a Moreno, de hacerlo entender que la situación no daba para más. Días antes, inclusive, le anticipó que su situación no tenía escapatoria: debía renunciar sí o sí. “Las dos reuniones fueron duras, pero por suerte llegamos a puerto”, dice el único sobreviviente de la mesa a La Tercera.
El liderazgo inesperado de Kaplún sorprendió a los 33 equipos profesionales. Hizo de mediador con el grupo de la rebelión, con el de la gobernabilidad y con Moreno. Todos le consultaban, y le agradecían por mantener la calma. Logró sellar el acuerdo que tanto esperaban.
Fuente: La tercera
Fecha: 11 de mayo de 2020